Entre septiembre y mayo se registra la mayor cantidad de casos de picaduras, coincidiendo con el aumento de las temperaturas, cuando los alacranes comienzan a salir. Sin embargo, este tipo de accidentes puede ocurrir durante todo el año. Las principales medidas preventivas incluyen mantener el orden y la higiene del hogar, tanto en el interior como en el exterior. Es especialmente importante tener cuidado con los juguetes que los niños dejan en el suelo, ya que los alacranes pueden esconderse allí. Estos arácnidos pueden ingresar a las viviendas por puertas y ventanas. El viento también incrementa las posibilidades de encontrarlos. Por eso, se recomienda sellar las aberturas de puertas y colocar telas mosquiteras en las ventanas. Asimismo, es fundamental proteger las cañerías, ya que los alacranes se alimentan de otros insectos como cucarachas y grillos. Para ello, se deben colocar rejillas en los resumideros. Si no es posible adquirir rejillas, se pueden utilizar medias de mujer para cubrirlas, asegurándose de que no estén dañadas. Los alacranes tienen hábitos nocturnos, por lo que se aconseja tomar las siguientes precauciones: • Tapar los lavatorios con tapones. • Alejar las camas de las paredes, ya que estas son superficies rugosas por donde los alacranes pueden trepar. • Sacudir las sábanas y revisar debajo de las camas y almohadas, especialmente en las camas de los niños. • Tener cuidado al levantar trapos de piso y al sacudir la ropa y el calzado antes de usarlos. En caso de picadura, es importante intentar localizar el alacrán y llevarlo al centro de salud junto con el paciente para facilitar su identificación, lo que ayudará al manejo del caso clínico. Sin embargo, aunque no se encuentre el alacrán, se debe acudir al centro de salud más cercano para recibir atención médica inmediata. Es fundamental actuar rápidamente, ya que existe un período de tiempo antes de que aparezcan los síntomas.